La época victoriana de Gran Bretaña marcó la cúspide de la revolución industrial británica y el encumbramiento del imperio británico. Aunque se usa comúnmente para referirse al periodo del reinado de la reina Victoria, los historiadores aún debaten si el periodo comienza realmente con la promulgación del Acta de Reforma de 1832. Esta etapa fue precedida por la Regencia y termina con la muerte de la reina Victoria.
La reina Victoria tuvo el reinado más largo en la historia de los monarcas británicos, y los cambios culturales, políticos, económicos, industriales y científicos que sucedieron durante su reinado fueron notables.
Cuando Victoria ascendió al trono, Inglaterra era esencialmente agraria y rural; a su muerte, el país se encontraba altamente industrializado y estaba conectado por una red de ferrocarril en expansión. Tal transición no fue suave, como tampoco estuvieron libres de incidentes las décadas anteriores. Las primeras décadas del reinado de Victoria fueron testigos de una serie de epidemias (con mayor impacto el tifus y el cólera), fallos en la producción de grano y colapsos económicos. Hubo disturbios por el derecho al voto y la derogación de las Leyes del Maíz, que habían sido creadas para proteger la agricultura inglesa durante las Guerras Napoleónicas al comienzo del siglo XIX.
Muchos de esos cambios fueron el inicio de la medicina moderna. Los médicos, “physicians”, tuvieron que enfrentarse, por la puesta en práctica de las nuevas técnicas, a un sinfín de controversias, muchas de ellas promovidas por la iglesia, que veían en ellas una manera de contrariar la voluntad de Dios y lo que ellos consideraban “la ley natural”.
Uno de los pioneros en estos cambios fue el ginecólogo James Simpson.
James Young Simpson fue un doctor escocés que aplicó, por primera vez, elcloroformo como anestesia para los partos especialmente difíciles y dolorosos. De hecho, el descubrimiento del cloroformo como anestésico y sustitutivo del éter fue puramente casual. Se cuenta que Simpson se reunía con otros médicos para probar ellos mismos nuevas sustancias que pudieran tener utilidad en el campo de la medicina. Una noche la sustancia de prueba fue el cloroformo y Simpson observó como sus amigos quedaban inconscientes y no se recuperaban de esa inconsciencia hasta algún tiempo después.
Viendo que esta sustancia era más eficaz como “adormidera” o anestésico que el éter decidió promover su uso en la cirugía y utilizarlo en aquellos partos especialmente dolorosos. Además corrigió el método de administración, ya que él demostró que la administración por medio de una toalla o una esponja empapada en cloroformo, era más efectiva que por inhalación.
Aunque el doctor Simpson tuvo seguidores, fueron muchos los doctores que no se fiaban de la nueva sustancia y siguieron usando el éter. Uno de los mayores obstáculos con los que encontró Simpson fue con la religión, que consideraba que el parto y nacimiento implicaban dolor y atenuar ese dolor iba en contra de la voluntad de Dios.
Sin embargo la medicina nunca fue como la conocemos ahora, grandes avances, cirugías exitosas sin dolor, ya que en su momento cumbre durante la época victoriana era nada menos que una profesión casi empírica donde los médicos solamente trataban enfermedades leves y las cirugías eran practicaras por personas que actualmente ni nos pasa por nuestras mentes.
Mucha gente teme ir al médico, pero si existe la posibilidad de pasar por el quirófano para que le practiquen cualquier tipo de cirugía, el miedo se convierte en pánico.
Muchos pacientes se suelen preguntar “¿Me dolerá?” o “¿Qué pasa si me despierto mientras me están operando?” Son algunos de los temores más comunes que tenemos cuando nos sentimos más vulnerables, a pesar de que los médicos y cirujanos son profesionales altamente capacitados.
Muchos de los pacientes se desangraban hasta morir durante la cirugía ya que la mayoría de las heridas producidas se infectaban siendo una de las primeras causas de mortalidad.
Una sala de operaciones limpia tenía una tasa de mortalidad de 1 entre 10. Un quirófano sucio una tasa de mortalidad de 1 entre 4. La correlación entre asepsia y supervivencia no fue descubierta hasta mediados del siglo XIX.
Debido a la falta de anestésicos los cirujanos tenían que trabajar muy rápido. Una amputación podía durar 30 segundos.
Los barberos practicaban cirugías básicas, sobre todo durante las guerras.
Las sanguijuelas se utilizaban para extraer sangre antes de la cirugía.
El anestésico quirúrgico más antiguo es el éter, aunque no siempre estaba disponible. Tenía efectos secundarios como vómitos y era muy inflamable, lo cual unido a que los quirófanos se iluminaban con velas o quinqués, era una mala combinación.
Las extremidades amputadas eran colocadas en recipientes con serrín para absorber la sangre.
Tras una operación los pobres se quedaban en el hospital, mientras que los ricos eran tratados en su casa.
Cualquier miembro que era atravesado por el hueso en una fractura abierta, tenía que ser amputado.
Las camas de los hospitales estaban demasiado juntas, lo que provocaba una transmisión de las enfermedades.
Muchos cirujanos vestían con sus levitas manchadas de sangre, lo que para ellos era un orgullo.
Las cirugías internas no se practicaban ya que aun no habían antibióticos los suficientemente potentes para combatir las infecciones.
La cirugía ni siquiera se consideraba parte de la medicina. Los médicos estaban considerados como unos profesionales prestigiosos, mientras que los cirujanos estaban a la altura de los carniceros.
Si el paciente presentaba una hemorragia que sangraba profusamente, era cauterizada con un hierro al rojo vivo o vertiendo aceite hirviendo sobre la herida.
El HORROR de la Cirugía en la Era Victoriana
Cirugía para corregir el estrabismo (abnormal alineamiento de los ojos), que involucra la división de los músculos internos del ojo, así el globo ocular apuntaría en la dirección correcta.
Eliminación o resección de la mandíbula inferior. “La sangre y los gritos, la carnicería como último recurso y la penetrante amenaza de la muerte”
Compresión de las arterias en el brazo y la pierna para reducir la pérdida de sangre durante la operación. «Fue el siglo donde la anestesia y los antisépticos comenzaron a utilizarse y las cirugías dejaron de realizarse por los barberos locales».
Pintura que representa una de las primeras operaciones británicas realizadas con anestesia por el cirujano pionero escocés Robert Liston. Él operaba con un cuchillo sujetado entre sus dientes y podía amputar una pierna en tres minutos.
Anteriormente, las operaciones se realizaban lo más rápido posible con la esperanza de minimizar el dolor, el shock y la pérdida de sangre. Las tasas de mortalidad eran elevadas.
Dos tipos de disección de una cesárea
Cierras quirúrgicas, cuchillos y tijeras para operaciones en huesos









